miércoles, 9 de abril de 2008

ERA INÚTIL LLORAR


Era inútil llorar. La tarde lenta
dejaba en nuestras frentes su cansancio,
su acento impenetrable de amargura.
Era inútil decir que nos amábamos,
el mundo no era nuestro, lo sabíamos,
como sabe la noche el horizonte.

Caía desde el cielo un gran sollozo.
Era inútil llorar; tú estabas pálida.
En mis ojos, la luna se moría
coronada de besos amarillos,
como en tus claros cabellos celestes
la luz se hacía escarcha lejanísima.

Íbamos por ciudades arrasadas,
por extraños caminos encendidos
de nieve. Yo sufría. Devanabas
dulcemente la seda de mis horas.
Entonces, empezó la más oscura,
la más triste de todas las canciones.

Hace 92 años tal día como hoy nacía en Barcelona el oscuro poeta y célebre simbolista Juan Eduardo Cirlot. Este desolado poema de amor pertenece al libro Árbol agónico publicado el mes de junio de 1945.

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