martes, 9 de junio de 2009

SU HIJO PREDILECTO


Tras sufrir un derrame cerebral tal día como hoy hace 139 años falleció el maravilloso novelista Charles Dickens. Se cuenta que justo antes de morir lanzó un profundo suspiro mientras una lágrima caía lentamente por su mejilla derecha.

"Nadie pondrá en duda que soy un padre afectuoso con todos los hijos de mi imaginación, y que ningún otro progenitor puede querer a su familia con tanta ternura. Pero, como muchos padres afectuosos, tengo un hijo favorito en el fondo de mi corazón. Y su nombre es David Copperfield"

Prefacio a David Copperfield
(Trad. Marta Salís)

lunes, 8 de junio de 2009

TEORÍA DE LA RELATIVIDAD




"(...) De lo que me quejo es de la superficialidad de esas personas que sólo hacen las cosas en pro del cambio y luego hablan como si el cambio fuese inamovible y definitivo. Ese es el defecto de cualquier teoría puramente progresista, los mismo en la literatura que en la ciencia. La última opinión es siempre infaliblemente acertada e inevitablemente errónea. Es acertada porque una nueva generación de jóvenes está cansada de las cosas, y errónea porque otra generación de jóvenes se cansará de ellas
."

GILBERT K. CHESTERTON
(Trad. Luis Echávarri y Victoria León)

domingo, 7 de junio de 2009

QUÉ VIDA SINGULAR

Una vez diagnosticada como incurable -a la edad de 37 años- su enfermedad mental que se agravó quizá definitivamente a raíz de la muerte de su amada Diótima, y tras permanecer el resto de su vida alojado en casa de un maestro carpintero de Tübingen llamado Zimmermann -entusiasmado por la lectura del Hiperión y admirador de sus versos- tal día como hoy falleció de una congestión pulmonar el gran poeta Friedrich Hölderlin. Corría por aquel entonces el año 1843 y aún debería transcurrir más de medio siglo para que su obra obtuviera pleno reconocimiento. Durante su larga convalecencia la habitación del poeta -donde contra toda lógica continuó escribiendo versos de una extraña belleza conocidos como poemas de la locura-, estaba en una antigua torre a orillas del río Neckar. Pese a que con sus visitantes Hölderlin mostraba, al parecer, la cortesía más exagerada no se debía, a riesgo de encolerizarle, pronunciar ante él su propio nombre.



EL CEMENTERIO
Silencioso lugar verdeante de hierba joven,
Donde yace hombre y mujer y se yerguen las cruces,
Adonde van acompañados los amigos,
Donde fulguran en claro vidrio las ventanas.

Cuando en ti fulge la alta llama del cielo
A mediodía, cuando la primavera te frecuenta y se demora
Y va la espiritual nube húmeda y gris,
Con hermosura el día escapa dulcemente.

Qué tranquilidad hay cerca del muro grisáceo
Encima del cual pende un árbol con frutos:
Negror mojado de rocío, follaje todo duelo;
Pero los frutos son densos preciosamente.

Hay en la iglesia una tranquilidad oscura
Y también el altar en esa noche se recoge;
Aún allá quedan varias cosas hermosas,
Mas en verano canta alguna cigarra en el campo.

Allí, cuando las oraciones del pastor se escuchan
En tanto al lado está el grupo de amigos
Que con el muerto van, qué vida singular
Y qué espíritu devotamente descuidado.

(Trad. Luis Cernuda)

viernes, 5 de junio de 2009

EL AMOR A LAS FLORES






El amor a las flores es una característica de los japoneses, y cada mes tiene su flor especial, para ver la cual el rico y el pobre viajarán kilómetros. Junio es el mes de los lirios, y cuando llega, todos los habitantes de Tokío se dirigen por una avenida de cerezos, que visitaron ya en abril para verlos florecer, hacia los jardines de lirios de Hori-Kiri.

El mundo pintoresco
(Volumen 1) W. M. Jackson Inc., Buenos Aires, 1950


martes, 2 de junio de 2009

TU VIENTRE LÍVIDO DE VIENTO

Tal día como hoy hace 81 años nació en la ciudad de Barcelona el poeta y editor Carlos Barral.

Clamo a tu vientre lívido de viento,
al corazón estrecho de tus gallos,
a sus látigos rojos, a los rayos
que acribillan tu hueco firmamento.

Busco la arista del desdoblamiento,
hurtarme fruto a mis normales tallos,
libertarme en tus ácidos caballos
y un ungir tus torres de mi advenimiento.

Si llegaras conmigo a la ondulada
alta loma del ser, donde se muta
la sangre viva en el símbolo de hielo…

Mas quién podrá parar la madrugada
alzando ya la concha de su ruta
sus rapaces de luz sobre tu vuelo.


.........................................NOCHE (1951)

lunes, 1 de junio de 2009

Los perseguidores

Supongo que en Chile existe algún equivalente de lo que en España se conoce por SGAE (Sociedad General de Autores y Editores). Esta entidad se dedica a la gestión de los derechos de autor de sus afiliados; es decir, a recaudar y distribuir los porcentajes que esos derechos les procuran. De un tiempo a esta parte, el celo puesto en el desempeño de esta loable tarea ha convertido a la SGAE en una entidad muy impopular, objeto de todo tipo de contestaciones. La ha convertido, además, en una entidad rica y poderosa, cuyos ingresos en los últimos años se han visto incrementados portentosamente.

La explicación de esto último la tiene el llamado canon compensatorio. Por virtud de éste, hace ya un tiempo que la compra de determinados aparatos y soportes se ve gravada de forma generalizada e indiscriminada con un porcentaje que la SGAE y otras entidades de gestión colectiva cobran de antemano, en previsión del empleo que pueda hacerse de dichos aparatos y soportes (equipos de música y televisores, pero también CD/DVD, memorias portátiles, etc.) para realizar copias privadas de objetos sujetos a la propiedad intelectual, ya se trate de imágenes, películas, canciones, textos...

Son muchos los que consideran que el canon compensatorio vulnera la presunción de inocencia a que tiene derecho todo ciudadano. Desechando escrúpulos de este orden, la SGAE no ha cesado de discurrir todo tipo de mecanismos destinados a controlar y a gravar la transmisión y divulgación de contenidos sujetos a propiedad. De este modo, los enfrentamientos de la SGAE con las asociaciones de consumidores y, sobre todo, de internautas han venido haciéndose cada vez más virulentos, y arrojan un esperpéntico anecdotario en el que se suceden descalificaciones, insultos, querellas criminales y manías persecutorias.

Como muestra, un botón: en 2006, un juez de Alicante autorizó a la SGAE a cobrar por la música que se ponía en las celebraciones de boda y otros eventos de este tipo. Sustentándose en esta sentencia, hace apenas unos meses la SGAE demandó a un salón de bodas de Sevilla por emplear música de sus afiliados sin pagar el canon correspondiente. Como prueba de su denuncia, la SGAE aportó un video de cuatro minutos grabado durante la celebración. Los novios demandaron la SGAE por grabar ese video sin autorización, vulnerando la intimidad del acto, y la entidad fue condenada a pagar 60.000 euros de multa. El caso puso de manifiesto el empleo, por parte de la SGAE, de detectives destinados a probar que en determinadas bodas, bautizos y comuniones se baila al son de canciones “protegidas” por el derecho de propiedad de sus autores.

Más acá de las exaltaciones y de las truculencias a que da lugar este estado de cosas, el traerlo a colación invita a una melancólica consideración acerca del lugar cada vez más paradójico que el artista (o lo que se presuma por tal) ocupa en la sociedad contemporánea.

El caso es que nuestra cultura participa todavía, si bien de un modo cada vez más residual, de una concepción del artista acuñada en el romanticismo, conforme a la cual solía ser visto —el artista en general, ya fuese poeta o pintor, cómico o cantante— como un individuo situado al margen de las convenciones, cuando no enfrentado resueltamente a ellas; un individuo puesto al servicio de un ideal superior, del que a menudo se derivaban actitudes transgresoras, cuando no abiertamente subversivas.

La casi automática identificación entre la vida artística y la bohemia ha sido capaz de resistir durante décadas, hasta hoy mismo, las evidencias flagrantes que tan a menudo la desdicen, y que apuntan, por el contrario, a la domesticación y estandarización de la mayor parte de los artistas, a la consolidación de un star system que ha convertido al artista consagrado en un privilegiado representante del lujo y de la sofisticación, también en un valioso orientador de las tendencias del mercado. En la misma dirección, el arraigado prejuicio que atribuye al artista, por el mero hecho de serlo, posiciones políticamente progresistas y contestatarias, pasa por alto toda suerte de incongruencias, y no cesa de dar pie a las más insospechadas alianzas (para no irse demasiado lejos: ¿puede alguien explicarme, por ejemplo, qué hacía Michelle Bachelet, en el cierre de su campaña presidencial, cogida triunfalmente de la mano de Miguel Bosé? ¿Es que la letra de canciones como “Sevilla”, “Amante bandido” o “Hacer por hacer” promueven los valores de la izquierda chilena?).

Aupados al carro de las subvenciones y de las políticas proteccionistas con que los gobiernos socialdemócratas retribuyen su apoyo (obsérvese, si no, el caso español), autores y artistas han conseguido que la defensa de la “propiedad intelectual”, noción lábil y peliaguda donde las haya, y por medio de la cual la doctrina capitalista coloniza subrepticiamente el ámbito supuestamente libre de la creatividad y de la comunicación humanas, haya pasado a ser, incondicionalmente, una premisa de la izquierda cultural.

No es lugar este de cuestionar los fundamentos jurídicos e incluso éticos que cargan de razón a quienes invocan los sacrosantos derechos de la propiedad intelectual. Baste, de momento, con subrayar un indeseable efecto estético: el que se desprende de ver a los más conspicuos representantes de aquella inconformidad, de aquella insolencia, de aquel espíritu aventurero tradicionalmente asociado a la más común idea del arte y de la vida artística, convertidos en agentes del orden, en furibundos instructores de legislaciones restrictivas y penalizadoras, en vigilantes celosos, en ávidos controladores, en perseguidores.

Puede que, como algunos dicen, esté en juego en todo esto la subsistencia misma de muchos artistas. En cualquier caso, lo que parece quedar fuera de juego —pero quizá ya lo estaba, desde mucho antes— es una determinada concepción del arte y de las relaciones que con él mantenían el artista mismo y la comunidad.

Ignacio Echevarría
El mercurio, 31 de mayo de 2009

sábado, 30 de mayo de 2009

LA PORTENTOSA ESTRUCTURA DEL MUNDO

Tras una reyerta tabernaria en la localidad de Deptford el dramaturgo británico Christopher Marlowe murió tal día como hoy del año 1593.

(...) Nuestros cuatro elementos naturales,
Que pugnan por dominar en el pecho,
Nos enseñan a aspirar con la mente.
Nuestra alma, cuya facultad comprende
La portentosa estructura del mundo
Y de cada astro errante mide el curso
Y aun trepa en pos de infinita ciencia,
Inquieta siempre como las esferas,
Nos amonesta a usarnos sin descanso
Hasta alcanzar el fruto más maduro,
Esa beatitud perfecta, gozo único,
La fruición de una terrena corona.
(...)

Tamerlán el grande, Parte I
Segundo acto, escena VII
(Trad. Aliocha Coll)