sábado, 29 de marzo de 2008

UNO DE LOS NUESTROS







Juan García Hortelano

Crónicas, invenciones, paseatas

Lumen, 2008






Para este lector la publicación de un "nuevo" libro de Juan García Hortelano -más allá de que en gran medida el material recopilado en el presente volumen ya formara parte de Crónicas correspondidas (Alfaguara, 1997)- resulta todo un motivo de celebración. Y un gozoso reencuentro.

Debido a su carácter coyuntural las colaboraciones periodísticas constituyen la parte más "perecedera" -por así decirlo- entre la producción de un escritor, la más sensible al paso del tiempo. Son textos con fecha de caducidad que leídos posteriormente dejan por lo general un regusto rancio y cierto aroma a naftalina. Contra toda lógica los artículos -certeros, audaces, combativos, libertarios- de García Hortelano han resistido a la perfección los años transcurridos, siguen vigentes y se mantienen frescos y lozanos, como recién salidos de su pluma.

"El oficio de la política, por su naturaleza obligademante frenética, por su necesaria cortedad de visión (el llamado pragmatismo) y por la hipoteca de vender a muchos siempre el mismo producto, admite, como ningún otro oficio, la chapuza" pag. 194

En lo tocante a sus novelas García Hortelano es un escritor de inicio costumbrista (Nuevas amistades, Tormenta de verano), más tarde desmesurado (El gran momento de Mary Tribune), a menudo incomprendido (Los vaqueros en el pozo), en ocasiones metaliterario (Gramática Parda), tardíamente libertino y emboscado (Muñeca y macho) pero se trata sobre todo de un excelente cuentista y articulista. Cabe considerar que en las distancias cortas -en el cuerpo a cuerpo- su genio literario alcanza el máximo esplendor. Siguiendo con el símil boxístico la estrategia del correoso y fajador púgil de Lavapiés (a nuestra izquierda con calzón rojo) podría ser la siguiente: tras un par de asaltos -lease párrafos- de tanteo a fin no tanto de estudiar al rival como de adornarse ante su público comienza un ataque demoledor mediante una variada combinación de golpes de efecto -sarcasmo, esperpento, sátira, caricatura- para rematar con su temible gancho de izquierda directamente al mentón. A pesar de que nadie ha resultado herido de consideración -la tinta no ha llegado al río- se solicita asistencia médica: el lector está a punto de sufrir un torrencial ataque de risa.

"Que el locuaz se convierta en lenguaraz no causa asombro. Asombroso es algún maestro en el arte de no dejar hablar a los demás, al que basta tener un micrófono delante para que a fuerza de tanto y tan disperso palabrerío acabe por no dejarse hablar a sí mismo" pag. 272

Abundan los artículos desternillantes sobre los más variados asuntos -"De cómo evitar el galardón", "La arquitectura sonora", "Lapidario", "Madrid, la capital de Madrid", "La hija de Pocha", "Los años ilusorios"- pero hay también una vindicación del tabaco -"El humo ciega tus ojos"-, un feroz alegato antibelicista -"Hazañas bélicas"-, una crónica de viaje -"Roma, mi ventura"- o una declaración de amor a los puentes -"El vuelo constante". Se incluye además la célebre conversación, rebosante de complicidad e ironía, de Juan García Hortelano y Juan Benet (acaso no sería disparatado establecer una analogía entre esta inseparable pareja de "juanes" con aquella de estirpe cervantina y fama universal, de tal manera que un Quijote-Benet espigado, retórico y un punto extravagante divagase junto a su escudero Sancho Panza-Hortelano rechoncho, castizo y farandulero en torno al "estatuto de la narratividad")

Por las páginas de Crónicas, invenciones, paseatas junto a varias filias (Beckett, Onetti, Robert Walser, Boris Vian) y otras tantas fobias (la ópera, Galdós, los toros, la OTAN) desfilan los principales actores, y algún que otro secundario resultón, de aquella brillante escena literaria no tan lejana en el tiempo: Carlos Barral, Gil de Biedma, Jaime y Pedro Salinas, Gabriel Celaya, Vázquez Montalbán, Claudio Rodríguez, Ángel González... Las palabras que García Hortelano dedica a uno de Jesús Aguirre podrían aplicarse con justeza a este libro:

"Son tantas las lecturas que estos textos rezuman, que únicamente habiendo hecho amigos suyos a los libros se comprende que su autor haya dispuesto de tiempo, curiosidad y juicio para tan íntimo y valioso trato" pag. 209

Para terminar, proponemos los posibles ingredientes y modo de preparación del famoso "coctail Hortelano": tómese el néctar de dos manzanas de la apetitosa variedad Benet, exprímase una naranja de la clase Millás, mézclese todo con zumo de limón Azúa, añádase unas gotas de Ferlosio (exquisito licor destilado en Coria). Agítese bien y sírvase muy frío: preferentemente, con dos o tres cubitos de hielo. Abstenerse toreros, pusilánimes y beatos.



Hasta pronto

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