jueves, 28 de febrero de 2008

UNA ANTOLOGIA DEL DISPARATE







Carlos Garrido

Duermes y me olvidas

Editorial Crítica, 2005






Causa estupor que este libro se haya publicado en una edición tan cuidada (tapa dura, amplio formato, márgenes generosos, papel satinado y de alto gramaje, ilustraciones). Causa estupor que este libro se haya publicado en una editorial de prestigio. Causa estupor que este libro se haya publicado.

El responsable, un tal Garrido, no esconde sus intenciones y ya en la introducción advierte que Duermes y me olvidas "es un intento de llevar el mundo de La Iliada a un lector contemporáneo, no necesariamente interesado en la arqueología o la historia (...) Por eso he intentado huir de las referencias eruditas o de los contextos arqueológicos y literarios (...) Igual que (sic) si La Iliada fuera un enorme escenario virtual, en el que puedes entrar, conocer a los personajes, escuchar sus conversaciones (...) Mi propósito inicial era hacer que los propios héroes hablaran con su voz. Hacerles 'una entrevista' in situ, viajando para ello a Troya" Qué transgresora propuesta ¿verdad?

Aunque la premisa sea de por sí arriesgada y casi temeraria no existen límites para un "escritor" -pongamos comillas, por higiene- con la desfachatez y el descaro del tal Garrido. Alguien ocurrente y atrevido que no contento con ser el autor es también un personaje del libro. Qué demonios, alguien sin complejos. Alguien que no duda en afirmar que Aquiles es el "Rambo de la edad del Bronce (...) el gran carnicero" (...) un guerrero estrella, 'galáctico'", Agamenón parece "uno de aquellos 'malos' del cine mudo", mientras que Artemisa es "una neurótica bastante peligrosa (...) una histérica y una abusona", Atenea "rencorosa y retorcida", Paris "un personaje triste y libidinoso, traidor" y Menelao "un poco calzonazos". No me digan que no parece una telenovela venezolana.

Cuánto helenista acartonado, cuánta estéril bibliografía, qué despilfarro. Parece mentira que transcurridos más de 2800 años haya tenido que ser Garrido -con el desparpajo al que nos tiene acostumbrados- quien formule, por fin, las preguntas esenciales sobre La Iliada: "¿Se complace Homero en las matanzas? (...) ¿Creía Homero en los dioses? (...) ¿Homero es un misógino? (...) ¿Cuál es la oculta relación que une a Homero con el personaje de Aquiles?" Pero, atención, también hay sorpresas: Homero es "el precursor de la literatura arqueológica" y más adelante "Homero es también precursor de la ciencia-ficción", para rematar con esta formidable revelación: "Homero, hijo de un padre desconocido, que había arrastrado toda su vida el dolor por esa carencia, volvía a Troya para rememorar la muerte de un hijo suyo" y como guinda "Homero proyectaba su historia en la trama del poema" ¡Homero es precursor también de los libros de autoayuda.

Echémosle un vistazo siquiera al argumento, que no decaiga la fiesta. En el Louvre, el busto de Homero cobra vida y por un pasadizo llega a Troya acompañado por el inevitable Garrido que no desdeña la mínima oportunidad para derrochar su muy particular ingenio: en el campamento de los aqueos "se divisaban miríadas de zurrullos (sic) semi-enterrados (...) era como un gigante pipicán, una letrina al aire libre", en el Olimpo "diría que estábamos en el interior de un videojuego" o la forja de Hefesto "parecía la sala de máquinas del Titanic de la antiguedad". En su deambular por Troya les salen al paso gran parte de los personajes de La Iliada cuyos parlamentos ("declaraciones" según Garrido) son por fortuna citas literales de una antigua y valiosa traducción del poema homérico, a cargo de Germán Gómez de la Mata.

Para deleite del lector masoquista el libro está salpicado de espantosos neologismos tan disparatados como ridículos de indiscutible autoría (adviértase la querencia por categorizar de forma peregrina) -"experimentalidad", "desconoceidad", "olorosidad", "planisferial", "cinefóbico", "orfebraica", .."frenesíaco", ""epopeyógrafo", "metalosidades" "escondibilidad", "trasuntalidad"- y cuajado de expresiones entre pretenciosas y dementes -"hachas talantes", "crestas dunarias", "enjambrosa promiscuidad", "luz flámea", "torcidez dolosa", "ideología mortalística", "narraciones preteritosas", "reproducción miriádica", "ánimas murciélagas", "amargura actuante", "fuerza ráyica". Aquí y ahora exijo el test de alcoholemia obligatorio para escritores y editores.

Se me ponen los pelos de punta sólo de imaginar que al tal Garrido se le ocurra hacer una "entrevista" al Quijote.


Mantener este libro lejos del alcance de los niños.


Mantener este libro lejos.
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Hasta pronto

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